La Alhóndiga a través de los años
El centro Azkuna o Alhóndiga es uno de los edificios de reciente construcción y carácter fuertemente contemporáneo y vanguardista que ofrece a la sociedad Bilbaína un sinfín de arte: Artes en Vivo, Cine y Audiovisuales, Sociedad, Arte Contemporáneo, Literatura y Cultura Digital. Así, Alhóndiga Bilbao se convierte en una parte importante del alma de la Villa, que, desde la misma fecha de su nacimiento, nos permite evocar ese viejo almacén de vino (además de otros licores y aceites) del siglo XIX (obra del magnífico arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida) y que su máximo esplendor podía albergar incluso a más de 600 trabajadores.
De almacén industrial a Bien de Interés Cultural
Pues bien, si nos retrotraemos a ese edificio del recuerdo de nuestros ancestros, el edificio modernista nada tuvo que ver con la transformación que desde sus cimientos se llevaría a cabo más de un siglo después, donde en 1999 y con la consiguiente rehabilitación de su interior de Philippe Starck ya en el año 2010, la Alhóndiga fue declarada “Bien de Interés Cultural”. Y es que, desde luego, no es para menos…43.000 m2 de pasión efervescente en el corazón de Bilbao, de líneas armónicas, cambiantes, ondeantes y futuristas que, posiblemente, sean junto al Guggenheim, al Palacio Euskalduna y al Puente Zubiri uno de los espacios más evocadores de Bilbao, cuna incluso del arte vasco de este singular siglo XXI.
Su esencia: “Mens sana in corpore sano”
La conocida cita de origen latino “Mens sana in corpore sano” es la breve filosofía de vida que emana de la Alhóndiga, de cada rincón de este gigante, tan didáctico como novedoso, caracterizado por estar construido precisamente a través de materiales de primera calidad tales como el hormigón armado, el hierro y el ladrillo (que puede otearse ya rojizo desde la Plaza Arriquibar), y que muestra la versatilidad de un edificio urbano, donde la multifuncionalidad es su mayor y más bonita característica.
Además y respecto a las preciosas columnas que pueden apreciarse en el interior del edificio, desde Suria no podemos olvidarnos de Lorenzo Baraldi, el auténtico creador de semejantes monumentos y que sin duda, pueden ser considerados como una oda multicultural histórica de distintas leyendas bélicas e inolvidables romances, todo un santuario de emociones en el que, además de apreciar el buen arte, cada persona que entre puede encontrar un remanso de paz, lujo y tremenda satisfacción.